Una tarde con las Hermanas de Iesu Communio

Publicado el Miércoles, 03 Julio 2019 10:13

TSAJENÀ: TENGO SED.

El hebreo, a diferencia del castellano, tiene dos palabras para designar tengo sed: Tsajenà, tengo sed de Dios, -palabras que pronunció Jesús en la cruz-, diferente a tengo sed física, anitsamé.

Vivimos en un mundo sediento de plenitud. ¿Qué clase de sed tenemos? De esto y otros temas conversamos algunos miembros del equipo de CONFER COVAL y CONFER Diocesana con unas 80 hermanas de Iesu Communio, la mayoría muy jóvenes, recién establecidas en el antiguo convento de las Salesas de Godella.

La conversación fue animada, diría que rezumaba confidencialidad. Y es que formamos una familia religiosa en comunión con Jesús a quien queremos amar como lo más grande de nuestra vida. Por eso el nombre de Iesu Communio nos recuerda que en Él hallamos la comunión.

Sor Verónica Berzosa, madre fundadora de este Instituto Religioso, nos relató el origen del mismo y su evolución hasta llegar a tierras valencianas. Por parte de CONFER, tanto la Hna María Ángeles Vilar, de las Religiosas de San José de la Montaña, como el P. Javier Vindel, presidentes de CONFER COVAL y CONFER Diocesana, respectivamente, como el Hno. Vicente Clemente, de los Hermanos de La Salle, Secretario de ambas CONFER, compartieron sus inquietudes y experiencias llegando a emocionarnos con sus testimonios. La Hna Josefina Ferrández, de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y la Hna. María Amparo Alejos y sus hermanas de comunidad terciaria capuchina, dialogaron con los miembros de esta joven Congregación que hermosea el jardín de la iglesia.

Concluimos con la celebración eucarística presidida por el P. Javier Vindel, quien habló de la alegría de la resurrección que debe traducirse en amor a nuestros semejantes. Concelebró con él Fr. José María Simón, amigoniano. Al final compartimos unos ricos dulces que ellas mismas fabrican y que les permite sustentarse, por lo que animamos desde aquí a acercarse al Monasterio de Godella para compartir estas dos dimensiones de dulzura celestial: la espiritual y la corporal. Os aseguramos que salimos menos sedientos. Id y lo veréis.

Fr. Simón, tc